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Foto del escritorCONSERVAGRO

EL CAMPO COMO CAPTURADOR DE CO2

La emisión de gases de efecto invernadero es hoy por hoy una de las principales causas del calentamiento global que alimenta el cambio climático. La agricultura, responsable hasta ahora del 11% del total de las emisiones, podría llegar a ser neutral en emisiones de carbono en pocos años adoptando un modelo de conservación que favorezca el secuestro de CO2 en el suelo (María Santos. 2019).

El ciclo del carbono es un ciclo biogeoquímico por el cual el carbono se intercambia entre la biosfera, la litosfera, la hidrosfera y la atmósfera de la Tierra. Los movimientos anuales de carbono ocurren debido a varios procesos químicos, físicos, geológicos y biológicos (María Santos. 2019) (Figura 1).



Figura 1: Ciclo del Carbono


La agricultura causa, sufre y mitiga el cambio climático

La agricultura es la tercera actividad económica emisora de CO2, uno de los principales gases efecto invernadero. Los bosques y la vegetación en general son sumideros de carbono. Tienen la capacidad de absorber el carbono presente en la atmósfera e incorporarlo a través de la fotosíntesis a la estructura del suelo (María Santos. 2019).

Los suelos representan aproximadamente 2/3 partes del carbono (C) de los ecosistemas terrestres. En el suelo, el C puede ser estabilizado: i) físicamente, al ser protegido de la descomposición a través de la formación de agregados estables; ii) químicamente, al asociarse con partículas minerales y iii) bioquímicamente, a través de la formación de compuestos poco susceptibles a la degradación microbiana. Dependiendo de las tasas de formación y descomposición del C orgánico del suelo (COS), el suelo puede actuar como fuente o como destino del CO2 atmosférico (Caviglia et al. 2016). Por esto, es importante tener en cuenta las prácticas de manejo en los sistemas, debido a que pueden alterar las capacidades potenciales del suelo para capturar CO2.

Por ejemplo, las labranzas, al provocar la ruptura de los agregados, aceleran el ciclo natural de agregación y favorecen la descomposición del C al dejarlo expuesto a la acción microbiana, lo que incrementa la emisión de CO2 a la atmósfera. El uso de especies con bajo aporte de residuos y rápida descomposición conducen a la pérdida de COS y la consecuente emisión neta de CO2 (Caviglia et al. 2016).

La FAO en el Día Mundial del Suelo afirmó que, la materia orgánica del suelo (MOS) es crucial para su salud, fertilidad, infiltración y retención de agua, así como también, para la producción de alimentos. Por eso, es fundamental su conservación y restauración para la sostenibilidad de la agricultura como para la mitigación del cambio climático. Además, agregó que, aumentar el carbono orgánico del suelo con una gestión mejorada puede ayudar a mantener la productividad en condiciones más secas.


Figura 2: Mapa de predicción de la materia orgánica (MO) del suelo en la provincia de Córdoba, 2020. Fuente: www.mapascordoba.gob.ar


El mapa digital de MOS de la Provincia (Figura 2), muestra un valor promedio de 2,35%. Los valores más bajos (<0,6%) se ubicaron en la zona de sierras con cobertura predominante del tipo rocoso. En la zona de piedemonte se registraron los valores más altos (> 4%). Valores en el rango de 1% a 1.4% se ubicaron en la zona sudoeste, mientras que en el centro norte, noreste y sudeste se observan valores entre 2.4% y 3% (Córdoba et al. 2020).

Esta herramienta nos ayuda a conocer las reservas de Carbono Orgánico de los Suelos (COS), revelando áreas con un elevado almacenamiento de carbono que requieren conservación, así como aquellas regiones donde sería posible retener una mayor cantidad.

Estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático

Según María Santos, en los sistemas agrícolas, la mayor parte de las emisiones de CO2 están relacionadas con prácticas como la deforestación, el agotamiento de los suelos agrícolas por una sobre explotación y excesivo laboreo del suelo, manejo inadecuado de zonas húmedas; mientras que otras prácticas, por el contrario, son susceptibles de almacenar carbono, tanto en los suelos como en la biomasa.

Las estrategias para disminuir las emisiones de CO2 desde el suelo coinciden con las tendientes a mejorar la calidad del suelo. Para ellos, Caviglia asegura, que es necesario mantener el suelo con cobertura vegetal viva durante un mayor periodo del año, sumado a la utilización de cultivos que aporten gran cantidad de raíces y exploren diferentes estratos de suelo. Asimismo, la siembra de cultivos dobles o cultivos de cobertura en los períodos de barbecho favorecerían la captura de CO2 atmosférico y de N residual del suelo, aumentando la eficiencia de los sistemas.

En relación al rol del suelo como destino del carbono atmosférico se debe asumir que los mecanismos son fácilmente reversibles y que requieren de un manejo ajustado para no perder el carbono capturado. En este sentido cobra relevancia diseñar alternativas de captura de carbono que permitan lograr una mayor estabilidad en el tiempo (Caviglia et al. 2016). El uso de enmienda como “biochar”, un carbón elaborado por pirolisis de residuos orgánicos y el uso de residuos compostados, son alternativas que favorecen la estabilización del C capturado en el suelo.

Es importante tener en cuenta que, la aplicación de estrategias de mitigación resulta en una mejora de la calidad de los suelos y en la eficiencia en el uso de algunos insumos. Esto posicionaría mejor a los productos agrícolas nacionales en los mercados globales al reducir su huella de carbono (Caviglia et al. 2016).

Es posible constatar que los suelos de uso agrícola son los que más cantidad de carbono orgánico han perdido históricamente y que, por tanto, poseen un gran potencial para secuestrar el carbono atmosférico. Todo dependerá de la implantación y puesta en práctica de sistemas de manejo, que incremente la capacidad sumidero del suelo, contribuyendo así a la mitigación de los impactos del cambio climático y a la sostenibilidad de los ecosistemas agrarios (María Santos. 2019).

No debemos olvidar que siempre es mejor prevenir que curar, y que el futuro de nuestras generaciones están en nuestras manos.


Ing. Agr. Melani Pepermans.


Fuentes:

Caviglia et al. 2016. Serie de Extensión INTA Paraná Nro. 78:27-32 Disponible en: https://inta.gob.ar/sites/default/files/inta_parana_serie_extension_78_caviglia_27-32.pdf.

Córdoba et al. 2020. CONICET, FCA-UNC e IDECOR. Disponible en: https://idecor.cba.gov.ar/nuevo-mapa-de-materia-de-organica-del-suelo-en-la-provincia-de-cordoba/.

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