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  • Foto del escritorCONSERVAGRO

Conservación de suelos y Caminos Rurales


Figura 1: Camino rural erosionado y convertido en canal por las aguas escurridas de los campos

Si las vías de comunicación no se encuentran en condiciones, de nada sirve una cosecha record.

Los caminos, en su gran mayoría, están degradados por el uso, el paso del tiempo, los vientos, las lluvias; y esto hace que se transformen en canales que contienen también el agua que escurre de los campos. (Antonio Picca, Presidente de la Asociación de Consorcios Camineros de la Provincia de Córdoba)


Los suelos han sido considerados “elemento clave” para el mantenimiento de la vida sobre la Tierra y, en ese orden, constituyen el fundamento del desarrollo agrícola, de las funciones esenciales de los ecosistemas y de la seguridad alimentaria.

Sin embargo, alrededor de un 80% de la superficie provincial está afectada por algunos de los procesos de degradación sin considerar los impactos que éstos tienen sobre los recursos hídricos (contaminación del agua subterránea y eutrofización del agua superficial) y daños a nivel urbano (inundación, evacuaciones, sedimentación de barro, etc.) y rural (perdidas de la producción, destrucción de caminos, rutas, puentes, etc.).

Los consorcios camineros arreglan los caminos que, antes nuevas lluvias, vuelven a destruirse. Si las vías de comunicación no se encuentran en condiciones, de nada sirve una cosecha record. En los que respecta a erosión hídrica y eólica, excede a los consorcios camineros. Por eso es imperioso que se tome conciencia de esta problemática para pensar en una solución integral, donde todos los sectores se vean involucrados.


Sin embargo, quienes deciden sobre la tenencia y uso de las tierras, seleccionando los rubros de producción y las tecnologías de manejo, son los productores agropecuarios (propietarios, arrendatarios, fondos de inversión pooles, etc.). La manera en que los productores visualizan el problema y la actitud que toman frente al mismo es un componente clave a la hora de abordar las soluciones tanto a nivel individual como sectorial.






Figura 2 y 3: Signos de erosión en cárcava y laminar respectivamente.

Existen procesos erosivos visibles (cárcavas en los campos o en caminos) ante los cuales se nota una reacción ya que pone en juego intereses en común. Pero también hay procesos erosivos que no son perceptibles a simple vista, como es la erosión en manto o laminar, la cual no moviliza a los productores para realizar conservación de suelos (Figuras 2 y 3). Este tipo de erosión trae perdidas de la capa fértil del suelo año tras año, provocando además de pérdidas de rendimientos, deterioros en el suelo a nivel predial y también a la red de caminos rurales, los cuales son el pilar de una comercialización exitosa. Esto es así, debido a que el agua de lluvia no infiltra en los campos y escurre desembocando a los caminos, convirtiéndolos en canales difíciles de transitar (Figura 4).



Figura 4: Camino rural erosionado por exceso de escorrentía.

Ante este escenario es importante “conservar el agua en el lugar donde cae”, realizando prácticas estructurales y agronómicas adecuadas para cada situación. La clasificación de los suelos según sus capacidades, aptitudes y funciones sirve de base para establecer un manejo adecuado de este recurso. Además, la ley 8.863 que establece la figura de los Consorcios de Conservación de Suelos, se dedican a realizar obras dentro de los campos para la protección de los suelos, y juegan un papel fundamental a la hora de realizar trabajos integrales con los demás consorcios, principalmente con el Caminero buscando soluciones a nivel regional.

Conservar el agua y el suelo debe ser un trabajo de todos los días, en las instituciones del Estado como en las organizaciones. A su vez, es importante la vinculación entre productores y Consorcios para lograr gestiones integrales de cuencas.





Ing. Agr. Melani del Valle Pepermans

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