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“Compactación de suelos, efectos y medidas correctivas”


En Argentina la siembra directa fue la tecnología con mayor adopción durante los últimos años con un crecimiento exponencial, acompañado de la incorporación de biotecnología en el sector agrícola. Llegando en la actualidad a valores equivalente al 91% de la superficie total productiva. (Fuente: Bolsa de Cereales de Buenos Aires / Aapresid)

Este cambio de tecnologías implica un mayor tránsito de maquinarias en forma continua y la utilización de neumáticos pesados de tractores e implementos de arrastre dentro de los lotes, lo cual compacta la superficie del suelo produciendo un aumento en su densidad y, destrucción y debilitamiento de su estructura. Todo esto altera la porosidad total, disminuyendo la macro-porosidad del suelo y en consecuencia la tasa de infiltración es menor, tendiendo de esta manera a incrementar el escurrimiento de agua superficial, iniciando procesos de erosión al suelo. Por lo cual quedaría menos agua y nutrientes disponible para el cultivo, retardando su emergencia y potencial crecimiento, con notables mermas de los rendimientos.


Para abordar el problema de la compactación se pueden tomar medidas correctivas, como puede ser el subsolado, y otras de tipo complementaria, que no modifican rápidamente la condición actual del suelo, pero si en un mediano a largo plazo, ayudando a mejorar el comportamiento del cultivo.


1. Subsolado

Consiste en soltar el suelo bajo la profundidad normal de cultivo, usando un arado con el objetivo de romper capas de suelos compactadas. Los subsoladores van soltando las capas compactadas, levantándolas y disgregándolas, formándose una red de macro-poros inter conectados. Algunos de los cuales van desde el subsuelo suelto hasta la superficie, actuando como vías para la penetración de raíces y el flujo de agua y aire.

Antes de tomar la decisión de hacer esta labor, debe estudiarse con detención el perfil del suelo, determinando la presencia de estratos de suelo compactadas, analizando su ubicación y distribución espacial en el potrero.


2. Uso de acondicionadores físicos

La incorporación de materiales que actúen como acondicionadores físicos de suelo van a permitir mejorar y mantener condiciones favorables para el desarrollo de las raíces.

Esta labor consiste en localizar el material (guanos, aserrín, viruta, restos de poda trozados, compost, desechos orgánicos animales y vegetales diferentes, etc.) en hoyos o zanjas, en el estrato de suelo compactado dándole mejores condiciones a esos suelos favoreciendo el desarrollo de los cultivos. Es una labor localizada que se puede justificar en el caso de que el subsolado puede no ser una buena alternativa.


3. Cobertura vegetal

Esta práctica consiste en mantener una cubierta vegetal de especies con diferentes sistemas radiculares en superficies que permanecen sin vegetación, ya sea en forma permanente o en algunos períodos del año. El objetivo de esta cubierta vegetal es la de incorporar materia orgánica al suelo. En este sentido se prefiere utilizar especies de arraigamiento profundo para que las raíces lleguen y penetren el subsuelo compactado, favoreciendo la formación de macro-poros y la estructuración del suelo.


En general se usan especies rústicas, de fácil establecimiento, de semilla de bajo costo, de fácil implantación y que no vayan a interferir con el cultivo siguiente. Esta práctica tiene efecto en un mayor plazo que las medidas anteriores, considerando también para un manejo preventivo.

Lo importante es realizar un buen diagnóstico de las condiciones del suelo, para conocer el origen de la compactación y no llegar a instancias de gravedad, siendo necesario detectar zonas afectadas y trabajar eficientemente en la recuperación de esos suelos, evitando realizar trabajos costosos de manera innecesaria y así impedir mermas en los rendimientos.


Ing. Agr. Bóveda Martín A. / CONSERVAGRO

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