
A raíz de la simplificación e intensificación de los sistemas agrícolas-ganaderos y por el cambio climático; ocurrieron desajustes en nuestros suelos por la pérdida de materia orgánica y, en consecuencia, perdidas en la fertilidad química, física y biológica del suelo, la disponibilidad hídrica y, erosión, en los peores escenarios. Estos problemas se ven reflejado en el crecimiento, sanidad de las plantas y rendimientos de los cultivos.
Por esta razón, es importante incorporar una visión sistémica a la actividad que se está desarrollando e introducir el concepto de suelos vivos en nuestro campo. La siembra directa es imprescindible para este punto, pero no suficiente. El objetivo principal es potenciar la actividad biológica del suelo. La rizosfera y el bioma del suelo están detrás de los procesos más importantes que se llevan a cabo en este recurso.
La diversificación de cultivos y mantener el suelo ocupado por más tiempo es la estrategia a la que se apunta para mantener nuestros suelos saludables y productivos.
Ensayos publicados por Aapresid demuestran que luego de 6 años de distintas rotaciones hubo cambios en la materia orgánica del suelo tanto a 0-5 cm como a 0-20 cm de profundidad. En el estrato superficial, la MO fue elevada en las rotaciones con alta proporción de gramíneas. Las rotaciones con pastura también tuvieron altos niveles de MO, explicado por el alto aporte de carbono por parte de las raíces durante el ciclo de la pastura. Destacándose la rotación con vicia de cobertura, con valores similares de MO a la rotación con gramíneas y pastura.
El aumento en el stock de C también se observó en la incorporación de pasturas a la rotación. Los valores más elevados se dieron por el efecto acumulativo de 3 vicias en 6 años. El alto aporte de C y N orgánico que aporto esta leguminosa, produjeron mejoras en rendimiento de cultivos posteriores en esas rotaciones.
Otros beneficios que se pueden mencionar de los aportes de C y N orgánico, es que el N biológico es de liberación progresiva, fácilmente asimilable y su uso es mas eficiente que un fertilizante sintético por tener menores perdidas por volatilización. A su vez, al captar mayores niveles de C, también aportamos a la disminución de emisiones netas de GEI.
En cuanto al tiempo de cultivos verdes en el campo se podría decir que depende de la humedad del suelo. Existen ensayos realizados por Bernardo Romano en donde con el 100% de ocupación del lote a través de siembras de maíz temprano en cultivo vivo de servicio, se obtienen beneficios como mejoras en la operatividad de la sembradora, mayor acumulación de materia seca, materia viva, C y N orgánico, elevando el potencial de rendimiento del lote. Hay mayor vida y cobertura durante todo el año, lo que permite la supresión de malezas y reducción de la aplicación de fitosanitarios residuales.
Para finalizar, quisiera mencionar la controversia que existe entre los cultivos de servicios y el agua disponible. Como sabemos, la diversificación de cultivos aporta mejor estructura al suelo, mejorando la disponibilidad y conservación del agua, por lo tanto, ayudaría a mejorar la eficiencia del uso del agua. En el caso de zonas con bajas precipitaciones anuales, este problema de escasez se podría regular ajustando la fecha de rolado del cultivo de servicio.
En conclusión, podría decir que es importante conocer nuestros ambientes y evaluar opciones de manejo eficientes adecuadas a cada tipo de ambiente. Es importante en este punto destacar que el hecho de mantener nuestros suelos vivos es una inversión con tasa de retorno, ya que se puede amortizar con la mayor producción de los cultivos de cosecha, el menor uso de fitosanitarios y numero de aplicaciones. Este proceso lleva tiempo y puede haber anos malos, donde no se ven resultados fácilmente, pero los beneficios están, y por eso es importante que veamos nuestra producción como un sistema que cuenta con beneficios a mediano/largo plazo.
Ing. Agr. Micaela Fernandez Bedini.
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