Los incendios forestales que afectan a la Provincia de Córdoba en mayor o menor medida todos los años, son uno de los conflictos ambientales más agudos de resolver por la multiplicad de factores que intervienen tanto para su prevención como para su control una vez activos. Además de ser un conflicto ambiental de probada severidad; si sumamos a estos eventos los problemas de conservación de suelos por sobre pastoreo, deforestación, urbanización y minería; el panorama es bastante complejo.
Las ventajas de la información que brindan los satélites a través de las imágenes satelitales son que nos permiten obtener información de grandes áreas de estudio; nos permiten la revisita de la misma área generando series temporales y nos permiten conocer comportamientos del espectro electromagnético por fuera de nuestro rango de observación. A través de imágenes satelitales se pueden generar desarrollos cartográficos o mapas ambientales, que nos permiten evaluar la superficie afectada con una escala temporal asociada. Pero una característica de la teleobservación (observación terrestre a través de sensores satelitales) es que podemos conocer, a través de índices, características de una superficie terrestre determinada si lo que observamos es vegetación anual, vegetación perenne, hielo, sales, minerales, agua dulce; y si la cubierta vegetal fue afectada por incendios, entre otros.
Foto: Gustavo Negro
Según Valencia (2018); la severidad de los incendios corresponde a una métrica del impacto de los incendios que está definida operacionalmente por la pérdida de la materia orgánica por encima y debajo del suelo (Keeley 2009). Tal severidad ha sido cuantificada mediante aproximaciones con imágenes satelitales utilizando el índice differenced Normalized Burn Ratio (dNBR) (Key & Benson 2006, Miller & Thode 2007, Escuin et al. 2008, Navarro et al. 2017). Este índice relaciona las bandas del espectro electromagnético mediante la diferencia entre el infrarrojo cercano (NIR) y el infrarrojo lejano (SWIR), en forma previa y posterior al incendio y su cálculo se puede realizar mediante la siguiente relación:
El Índice de severidad dNBR se construyó con la información de los sensores satelitales en la banda 12-8A-4 del satélite Sentinel 2 de la ESA y permite identificar regiones en la superficie terrestre que fueron afectadas por incendios forestales. Nos brinda, además de información espacial sobre el área de afectación, información sobre la profundidad del daño. La diferencia entre bandas se clasifica en rangos brindando cinco estratos de afectación desde “no quemado” hasta “muy alta severidad” (según la escala de Key & Benson 2006, Miller & Thode 2007, Escuin et al. 2008, Navarro et al. 2017).
Foto: Gustavo Negro
En el siguiente mapa desarrollado por el Ing. Agr. Carlos Barzola, observamos que en el período comprendido entre el 15 al 25 de agosto del 2020 en San Roque - Cosquín se quemaron alrededor de 6500 hectáreas con distintos rangos de severidad. Con “baja severidad” se quemaron 1137 hectáreas; 2947 hectáreas fueron afectadas con “moderada severidad”, 1161 hectáreas con “alta severidad” y, finalmente, con “muy alta severidad” 128 hectáreas aproximadamente.
Este tipo de cartografía permite orientar las acciones de restauración y remediación a las zonas de mayor compromiso ambiental para recuperar los servicios ecológicos de los ambientes dañados.
Los planes de prevención y mitigación deben estar dirigidos por el Estado, coordinados por especialistas en gestión de cuencas hidrográficas y en flora y fauna, junto con demás profesionales y actores sociales del territorio, ONGs y dependencias gubernamentales, que, orientadas a la eficientización de los recursos, trabajen mancomunadamente en estos objetivos.
Ing. Agr. Jorge Raspanti / CONSERVAGRO
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