La frontera agrícola avanza, eso es un hecho.
En la provincia de Córdoba se conserva menos del 5% de los bosques nativos principalmente debido a la realización de actividades productivas.
Según un Informe técnico sobre la situación de la cobertura arbórea de la provincia de Córdoba, se detalla que en el periodo 2000-2014 se perdieron 160.840 hectáreas de superficie arbórea, esto representa aproximadamente un 11% de la cobertura del año 2000. Al mismo tiempo, se plantaron alrededor de 8000 hectáreas en toda la provincia; es decir, que se perdió 20 veces más superficie de la que se ganó (Agost L; 2015).
La deforestación causa alteración del ecosistema debido principalmente al reemplazo de la vegetación natural por cultivos extensivos y otras actividades como la ganadería intensiva, la sucesión de cultivos, cultivos de especies que aportan poco volumen de rastrojo y la tala indiscriminada; sumado a los incendios forestales y la falta de políticas públicas y marcos regulatorios, lleva a una simplificación de los sistemas productivos que los hace vulnerables ambientalmente.
Según mediciones realizadas por la Red Agropecuaria de Vigilancia Tecnológica (Ravit), entre 1988 y 2017 la superficie destinada a la producción de soja y maíz aumentó más de 14 veces, principalmente en el norte de la provincia.
Las consecuencias son la falta de regulación natural de las cuencas hídricas, ocasionando un mayor escurrimiento debido a una baja infiltración y poca retención de agua; pérdida de fertilidad en los suelos, disminución en la producción y erosión hídrica y eólica, observada como nunca antes en las últimas campañas en el Norte de Córdoba.
Es importante ser capaces de equilibrar las actividades. La mejor y eficaz forma de actuar es prevenir.
Ing. Agr. Micaela Fernández Bedini / CONSERVAGRO
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