¿Es el lote, y el límite de sus alambrados, una unidad espacial razonable para la aplicación de tecnologías productivas, eficientes y sustentables?
El lote es frecuentemente una unidad de decisión: alquilamos, sembramos y cosechamos lotes, usualmente encerrados por alambrados. Sin embargo, en esos lotes conviven lomas, bajos y otros elementos topográficos o funcionales que afectan el comportamiento de los cultivos. Paralelamente, y con el afianzamiento de la agricultura continua, ha ido también avanzando el concepto de “Agricultura por Ambientes” reemplazando la planificación tradicional de potreros cuadrados, por un criterio nuevo de división entre unidades agrícolas. (Vazquez Amabile G.; Aapresid)
El principal objetivo que persigue la Agricultura de Precisión o Agricultura por Ambientes es el manejo eficiente de los recursos, aplicando una dosis variable de insumo de acuerdo a la necesidad del cultivo en cada sector o ambiente.
Para ello, la agricultura de precisión, requiere de la caracterización de los lotes teniendo en cuenta las siguientes variables:
Variables estables: topografía, textura, series de suelos, riesgo hídrico, capacidad de retención hídrica, etc.
Variables dinámicas: compactación, agua útil a la siembra, influencia de napa, características climáticas.
Variables de manejo o históricas: antiguos alambrados, rotaciones, años de agricultura, ubicación de piquetes.
En general los lotes agrícolas presentan cierta heterogeneidad que resulta de diferentes características determinando así ambientes con diferente aptitud productiva. Por eso en primer lugar es importante reconocer dichas variables para luego establecer su distribución en el espacio y sus efectos sobre el cultivo.
Para ello la agricultura de precisión involucra el uso de sistemas de posicionamiento global (GPS) y de otros medios electrónicos para obtener datos del cultivo. (Figura 1)
Además, utiliza distintas herramientas para separar áreas homogéneas de manejo. Entre ellas, podemos mencionar al Índice Verde Normalizado (NDVI) de imágenes satelitales, los mapas de rendimiento, la altimetría digital, la interpretación de fotos aéreas, el mapeo de tosca y los mapas de conductividad eléctrica.
Figura 3. Mapa de rendimiento de un lote de girasol enmalezado (izquierda) y datos de Índice Verde (derecha)
El ambiente puede condicionar la distribución de rendimientos esperados de un cultivo. En la figura 2 se visualiza los resultados de las últimas 3 campañas en un establecimiento del Oeste de Bs As, donde resalta que los ambientes diferían en sus rendimientos medios y en la probabilidad (riesgo) de alcanzar un determinado resultado.
Figura 2. Distribución acumulada de resultados de soja en 3 ambientes contrastantes de establecimientos del Oeste de la Provincia de Buenos Aires. (Satorre E. y Bert F.)
Conocer los efectos que ocasionan los diferentes ambientes, permite mejorar el presupuesto y la planificación del campo. También, al alquilar, permite identificar mejor los riesgos y oportunidades ligados al negocio. (Satorre E. y Bert F.)
Debido a esto, debemos admitir tres cosas:
01- que podemos reconocer la heterogeneidad de elementos y/o detectar las diferencias que hay en un lote
02- que esa heterogeneidad modifica la respuesta a nuestras prácticas de manejo,
03- y que podemos manejar nuestros cultivos entre los límites de esa heterogeneidad; definiendo unidades sobre las cuales tomar decisiones y llevar a la práctica su manejo. (Satorre E. y Bert F.)
Si estos elementos se conjugan, dejaríamos de hacer agricultura por lotes y la haríamos por ambientes, obteniendo como beneficios la reducción de los costos por un menor uso de insumos, a su vez mayor rendimiento con el mismo nivel de insumos, se optimizan las explotaciones, se reduce el impacto ambiental, se obtiene información más precisa y de trazabilidad, y aumentan la calidad en las cosechas debido a una mejor combinación de los requerimientos y los insumos aplicados. (García E. y Flego F.)
Las unidades de manejo son áreas continuas, de superficie relevante, internamente homogéneas y comportamiento predecible que son consideradas una unidad de decisión o gestión para la tecnología de la empresa. En muchas regiones ya se usan estos conceptos para cambiar el cultivo a sembrar (maíz o sorgo), su manejo (por ejemplo su densidad o nivel de fertilización), o decidir su modelo productivo (fecha temprana o tardía).
La tecnología avanza velozmente, lo cual conduce a permanentes desafíos de adaptación y aprendizaje. Simultáneamente la implementación y evaluación de estrategias de manejo son más lentas y exigen del trabajo conjunto de los actores del sector productivo.
Ing. Agr. Melani del Valle Pepermans
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