Numerosos ecosistemas naturales están transformándose en agroecosistemas por el avance de las fronteras agrícolas y el desplazamiento de la actividad. Asimismo, gran proporción de los sistemas ganaderos se han intensificado, incluyendo rotaciones con cultivos anuales y pasturas para ensilar (Caviglia et al. 2016). Esto provoca una disminución de especies en los sistemas y un aumento de presencia de suelos desnudos, causando un proceso de degradación o desertificación y favoreciendo de esta manera, al cambio climático.
De acuerdo a la 3ra Comunicación Nacional de Cambio Climático, las principales variables afectadas por cambio climático con impacto potencial sobre los suelos son:
i) el incremento de la temperatura media explicado principalmente por mayores temperaturas nocturnas;
ii) cambios en el régimen de precipitaciones en cuanto a distribución y cantidad;
iii) el incremento en la ocurrencia de eventos climáticos extremos como sequías prolongadas, olas de calor o frío e inundaciones y
iv) el aumento del CO2 atmosférico (Caviglia et al. 2016).
El aumento de las precipitaciones previstas en algunas zonas del planeta, debido al aumento de la temperatura de la superficie de los oceanos, genera un aumento en los episodios de inundaciones, en los desprendimientos y erosion del suelo, como así tambien, en la intensidad de los ciclones tropicales. Mientras que en las regiones donde se constata disminución de las precipitaciones, especialmente en regiones tropicales y subtropicales, crea episodios de sequias, olas de calor mas intensas y poca disponibilidad de agua para los seres vivos que habitan esas regiones (ambientech.org)
Existen muchos otros efectos del cambio climático, que hoy no los mencionaremos, pero por esto, es importante conocer las maneras en las que se puede mitigar el cambio climático y cómo adaptarnos a la nueva realidad climática. Pero…¿qué es mitigar y adaptarse al cambio climático? Y ¿cómo lo haríamos?
Mitigar el cambio climático significa evitar y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hacia la atmósfera, para evitar que el planeta se caliente de manera más extrema. Por su parte, adaptarse al cambio climático significa alterar nuestro comportamiento, practicas, sistemas y forma de vida para proteger a nuestras familias, nuestra economía y el entorno en el que vivimos. Cuanto más mitiguemos el cambio climático en este momento, más fácil será adaptarse a los cambios que ya no podemos evitar (worldwildlife.org).
Las soluciones de mitigación tardarán décadas en contrarrestar el incremento de la temperatura, por lo que debemos adaptarnos hoy al cambio que ya estamos viviendo y que continuará afectándonos en el futuro inmediato (worldwildlife.org).
Para mitigar debemos pasar de un mundo impulsado con combustibles fósiles a usar energía limpia y renovable. Además, debemos acabar con la deforestación y restaurar nuestros hábitats naturales hasta que alcancemos emisiones de carbono netas nulas, lo que significa que la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera se equilibre con la captura y el almacenamiento de esos gases en lugares como las raíces de los árboles (worldwildlife.org).
Las soluciones de adaptación varían de un lugar a otro, son difíciles de predecir e implican muchas compensaciones. Dentro de las posibles alternativas de adaptación a un incremento en la temperatura por el cambio climático (olas de calor, noches más calurosas) puede señalarse la utilización de cultivos o genotipos con mayor tolerancia al estrés térmico, así como el ajuste de la fecha de siembra y el ciclo de los cultivos para ubicar los periodos críticos de definición del rendimiento en momentos de menor riesgo. Por otra parte, para minimizar el impacto sobre el suelo de un cambio en el régimen pluviométrico (precipitaciones torrenciales, erráticas, episodios de sequías e inundaciones), se deberían aplicar prácticas que garanticen la mayor cobertura vegetal viva o muerta del suelo en tiempo y espacio. La utilización de siembra directa y cultivos de cobertura son prácticas recomendadas para el logro de dicha premisa. También es importante el manejo de los escurrimientos, los que deberían contemplar el nivel de cuenca y no de un lote en particular. Esto es crítico no sólo para reducir los procesos erosivos en el lote, sino también para minimizar la pérdida de cultivos por anegamientos y el impacto de los excesos hídricos sobre la infraestructura rural y urbana (Caviglia et al. 2016).
Los suelos del sector agropecuario argentino contribuyen muy poco a las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Sin embargo, la aplicación de estrategias de mitigación y adaptación posicionaría mejor a los productos agrícolas nacionales en los mercados globales (Caviglia et al. 2016).
Es tan importante mitigar como adaptarse al cambio climático y por eso es necesario aplicar dichas medidas para evitar efectos mucho más extremos. Hoy estamos a tiempo de proteger nuestros sistemas, para mantener la vida en nuestro planeta. Cuidar nuestros recursos naturales, como el suelo y el agua, es un muy buen comienzo.
Bibliografía:
Caviglia et al. 2016. Serie de Extensión INTA Paraná Nro. 78:27-32 Disponible en: https://inta.gob.ar/sites/default/files/inta_parana_serie_extension_78_caviglia_27-32.pdf.
https://ambientech.org/itinerariosad/emergencia-climatica/gases-efecto-invernadero.html?gclid=CjwKCAiA_9r_BRBZEiwAHZ_v1zuj1guWcxDoMVTSDMMnPv2gr6V3GTjAldrm7BAvKNRM3W0Aw7pXcBoCzMIQAvD_BwE.
https://www.worldwildlife.org/descubre-wwf/historias/cual-es-la-diferencia-entre-mitigar-y-adaptarse-al-cambio-climatico
Ing. Agr. Melani del Valle Pepermans.
コメント